7.1.12

Tipos de narrador

Tipos de narrador:







-Tercera persona, escueto:


Juan mató a Pedro.






-Tercera persona, objetivo:


Juan mató a Pedro. No se sabe a ciencia cierta la razón.






-Tercera persona, subjetivo:


Juan mató a Pedro por traidor.






-Tercera persona, subjetivo y ambiguo:


Pedro fue asesinado por traición.






-Primera persona:


Maté a ese maldito cerdo traidor de Pedro. Se lo merecía. Que se pudra en el infierno.






-Segunda persona:


¡Te voy a matar, canalla traidor!






-Narrador directo:


Juan mató a Pedro por un asunto de cuernos.






-Narrador indirecto:


Alguien mató a alguien por un asuntillo que huele mal...






-Narrador descriptivo y barroco:


Un hombre de mediana edad, de ojos lapislázuli, de cabello pajizo y lazio y tez trigueña cometió un hecho luctuoso en contra de otro hombre cuya relación era muy estrecha, de ojos color azabache, cabello rizado como las olas marinas que rompen en el malecón -perdón, se me permita-, de tez oscura como el café tostado y cuyas manos podrían estrangular a un orangután asiático, por el motivo de haber hallado a éste junto a la dulce y querida esposa del primero en el mullido lecho de ésta última, cuya tez es nívea como el marfil, su cabello rojizo como la caoba, su piel tersa y suave como la seda y sus pechos turgentes y apetitosos.






-Narrador rudo y obsceno:


El muy cornudo de Juan se ventiló al pedazo de cabrón bastardo de Pedro por haberse tirado a la muy puta de su mujer.






-Narrador científico:


Pedro muere a las 15:40 horas por impacto de bala. Hallamos huellas dactilares de Juan en la empuñadura de una magnum 44. Hallamos ropa interior, además de muestras de cabello y ADN de la esposa de Juan, junto al cadáver.






-Narrador testigo directo:


Juan apretó el gatillo de su magnum 44 y disparó a Pedro, quien fue derribado por el impacto de la bala que se internó en su cuerpo, causándole serias e irremediables heridas internas en los vasos sanguíneos y órganos vitales. Lo sé porque fui yo quien salió de la recámara para hacer tal recorrido.






-Narrador melodramático:


¡Oh, qué horripilante y trágico incidente el ocurrido ayer en casa de Juan, quien, oh, santo cielo, tuvo el arrebato de matar llevado por la ira y los celos a su querido y estimado amigo del alma Pedro, quien feneció por haber forzado a cometer adulterio a la mujer de Juan!






-Narrador demasiado escueto:


Ayer ocurrió algo en casa de Juan.






-Narrador telegráfico:


Mujer de Juan y Pedro. Juan: revólver.






-Narrador invisible:




2.10.11

HMC C

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. No es la primera vez que lo hacen, y ambos lo saben. De hecho, puede que lleven años cruzándose en esa misma calle, cada día, a la misma hora. Pero jamás se han preguntado la razón de tal hecho casual, ni siquiera se han atrevido a dirigirse la palabra, y el secreto seguirá permaneciendo durante años venideros, cuando sigan cruzándose en esa calle, cada día, a la misma hora.

30.9.11

HMC XCIX

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Al cabo de mucho tiempo, en ese mismo punto, se instala un monumento que reza: "Aquí se cruzaron un hombre y una mujer".

29.9.11

HMC XCVIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Es medianoche. Ella le mira. Él la mira. Ella se asusta. Él muestra sus afilados colmillos y la muerde en el cuello. Él se marcha volando. Ella muerde al sepulturero.

16.9.11

HMC XCVII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. La mujer detiene al hombre y le dice algo al oído. A continuación, ambos se giran hacia mí y me miran amenazantes. Yo, por si las moscas, dejo de escribir.

12.9.11

HMC XCVI

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Con disimulo, la mujer entrega al hombre un paquete. Éste sigue caminando y en la siguiente esquina le entrega el paquete a otra mujer. Esta mujer sigue caminando y en la siguiente esquina entrega el paquete a otro hombre. Tras haberse producido otros tantos miles de intercambios, finalmente, el paquete llega a manos de la primera mujer. Ésta se detiene y lo abre.

6.9.11

HMC XCV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ella viste de negro y porta una guadaña. Se dirige al hombre y le pide, por favor, que la acompañe.

3.9.11

HMC XCIV

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Ambos hallan en el suelo un billete de cinco euros. Se miran. Tras estudiar la situación, deciden partir el billete en dos, repartirse las mitades y proseguir cada uno su camino. A partir de ahora, sus vidas transcurrirán en mitades: mitad de almuerzo, mitad de trabajo, mitad de sueño, mitad de día, mitad de vida...

1.9.11

HMC XCIII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Pasado un tiempo, en la playa, se cruzan en el mar. Más tarde, se cruzan en el cielo. El avión en el que viaja el hombre, de ida de sus vacaciones. El de la mujer, de vuelta al trabajo.

14.8.11

HMC XCII

Un hombre y una mujer se cruzan en la calle. Se cruzan la mirada. Se cruzan de brazos. Se cruzan unas palabras. Se cruzan la cara.